Uno de los principales temas que ha mantenido a los alumnos de educación superior y media movilizados este año es la Ley General de Educación (LGE), la que se votará próximamente en el Congreso. La LGE se creó en respuesta a la controvertida Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza (LOCE) promulgada en marzo de 1990, la que realza el derecho a la libertad de instrucción y a la libre empresa por encima del acceso igualitario a la formación de los alumnos. Según el Ministerio de Educación, existen ventajas comparativas entre la LGE y la LOCE, ya que esta última es pragmática en principios y fue pensada por el problema del ingreso a las escuelas. Asimismo, se le cataloga de simplista por tener como referente a sólo los tres grandes niveles de educación: básica, media y superior; además de ignorar las transformaciones aceleradas de la sociedad del conocimiento, la globalización y las nuevas tecnologías que influyen en el proceso formativo.Por otra parte, el Gobierno sostiene que el nuevo cuerpo legal busca regular el actual sistema escolar, entregando normas para asegurar un buen servicio educativo y propone una serie de derechos y deberes para fomentar la participación activa dentro del proceso de aprendizaje.La LGE pretende evaluar los estándares en la educación y generar instancias técnicas y pedagógicas para solventar este proyecto. También se promueve la transparencia del sistema exigiendo la publicación y libre acceso a la información de proyectos educativos, resultados académicos, evaluaciones docentes y recursos financieros.En resumen, la orientación de la LGE apunta a corregir la LOCE para terminar con la discriminación y garantizar la calidad de la enseñanza. Más aún, establece un nuevo marco regulatorio para la educación pública y privada, haciendo compatible la libertad de instrucción con el derecho de todos los chilenos a una formación de calidad.Opiniones encontradas En conversación con Universia, la decana de Educación de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Erika Himmel, declaró que si bien el proyecto de ley aún puede ser mejorado, existen puntos esenciales que buscan asegurar la institucionalización. “Lo positivo de la LGE es que propone un mayor control de los sostenedores de colegios, evitando que estos se cierren por una mala gestión. También coincido en la necesidad de estudiar la estructura del actual sistema educacional”. Del mismo modo, el presidente de la Federación de Estudiantes de la UC, Felipe Bettancourt, sostuvo que -a pesar de las críticas- es posible encontrar propuestas válidas dentro del proyecto de ley. “La LGE tiene aspectos negativos, pero hay que reconocer que, por ejemplo, la posibilidad de diversificar los proyectos educativos permite a los padres decidir el tipo de educación que quieren para sus hijos, lo cual es rescatable”. Para el presidente de las Instituciones de Educación Particular, Jesús Triguero, “lo bueno de la LGE es que aborda la calidad de los aprendizajes; los derechos y deberes de los estudiantes; y el currículum de los colegios. Lo malo es que no exige mejoras a la educación pública, tema recurrente en las protestas de los alumnos”. Una opinión más radical tiene el vocero del Liceo Enrique Molina, Eduardo Aranda. “Rechazamos la LGE porque no representa los cambios estructurales que se refieren a la desmunicipalización, el fin al lucro en la educación y el término del actual sistema estudiantil”.En respuesta a las inquietudes del alumnado, la vicepresidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile, Ursula Schüler, anunció una alternativa a la LGE. “Estamos planteando una iniciativa popular de ley que nazca de los grupos organizados del país y que sea apoyado por el Gobierno”.
Archivo descargado de http://www.universia.cl/
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